No siempre el ser abuela es señal de haber vivido varias décadas. Un testimonio de ello lo puede dar la gitana rumana Rifca Stanescu, quien desde cuando tenía 23 años ostenta el título de ser la abuela más joven del mundo. Stanescu ahora tiene 25 y se muestra muy orgullosa de su récord, ya que dice es normal que las gitanas tengan hijos tan pequeñas.
Rifca Stanescu dio a luz a su hija María a los 12 años, y esta quedó embarazada cuando tenía 11, es decir cuando su madre tenía 23.
“Estoy feliz de ser abuela, pero yo quería algo más para María y algo más para mí”, declaro muy emocionada.